El poder de la gratitud

¿Has notado alguna vez la diferencia entre dar un «gracias» automático y superficial versus agradecer con plena consciencia y un sentimiento intenso de gratitud? 

El agradecimiento de verdad va más allá de un mero formalismo cotidiano. En los últimos años, ha habido un verdadero boom de investigación sobre sus efectos y cómo desarrollarla. Pero, antes de nada, ¿qué es la gratitud? La palabra gratitud viene del latín gratitūdo y se define como el sentimiento positivo que experimenta una persona al estimar un favor o beneficio que alguien nos ha hecho. Al sentir gratitud, la persona desea corresponder a dicha persona, es decir, nos impulsa a una acción positiva hacia la otra persona.

¿Por qué somos agradecidos/as?

Además de algunos estudios analizando los correlatos cerebrales del agradecimiento, otros muchos estudios han encontrado que las personas que practican la gratitud experimentan beneficios variados, como por ejemplo:

  • Las personas pueden sentir gratitud y formar nuevas relaciones sociales o mejorar las actuales. La gratitud germina sobre la convicción de que los seres humanos somos incompletos y que nos necesitamos mutuamente. Es el producto de haber desarrollado una ética de cooperación, en lugar de una actitud de competencia o confrontación.
  • Al expresar gratitud, las personas pueden sentir bienestar y vitalidad porque puede ser un proceso intrínsecamente gratificante. Pero el agradecimiento va más alla de reconocer lo que otras personas han hecho por nosotros. Se puede sentir agradecimiento ante todo aquel beneficio recibido, aunque no haya sido por efecto de la acción de otros. Dicho de otra forma, cualquier cosa que disfrutamos, al no darla por sentado y valorarla, nos puede generar un sentimiento de gratitud.
  • Simplemente estar agradecido por estar vivo es una gran fuente de motivación. La idea de que el día de mañana no está garantizado es un fuerte motivador para algunas personas. Agradecer, no sólo cuando las cosas salen como uno desea, sino como una actitud y un hábito de vida, transforma nuestra percepción del mundo, cambiando la mentalidad de insuficiencia por otra mentalidad de mayor satisfacción ya que nos centramos en lo que sí tenemos y no en lo que nos falta.

Y si tan beneficioso es, ¿por qué pasa desapercibido?

Parémonos a pensar un momento… ¿Cuándo fue la última vez que le estuviste dando vueltas a la cabeza a algún evento negativo o a alguna preocupación que tuvieras presente? Y sin embargo, ¿Cuándo fue la última vez que le estuviste dando vueltas a la cabeza a algo muy bueno y positivo que ocurrió en tu vida? Habrás notado que, aunque siempre suele haber algo por lo que sentir gratitud, el cerebro no es especialmente sensible a este sentimiento. Más bien tiende a pasar por alto todas las buenas personas, oportunidades, sucesos y otras experiencias positivas en nuestras vidas, para centrarse principalmente en las preocupaciones o eventos negativos de nuestra vida. La mente humana tiene un «sesgo de negatividad», conocido también como el efecto negativista, que permite que las cosas negativas (experiencias, pensamientos, emociones, etc.) tengan un mayor impacto psicológico que las cosas positivas.

¿Qué podemos hacer?

Desarrollar nuestra capacidad de agradecimiento practicando unos minutos al día. Por ejemplo, ahora mismo te puedes preguntar: ¿De qué puedo estar agradecido hoy? ¡Pero hay muchas maneras más! Elige la que se acomode más a ti y observa los beneficios que te genera.

  1. Por la noche anota en tu diario de gratitud tres cosas por las que sientes agradecimiento (3 cada día, ni más ni menos) durante 7 días.
  2. Esta semana, cada mañana al levantarte, reserva un minuto para escribir dónde te gustaría centrar tu gratitud ese día. Después de eso, cierra los ojos y siéntate por un momento para enfocarse en esa cosa o persona de una manera positiva que genera una sensación de calor dentro. Ese sentimiento es gratitud, y una vez empieces a sentirlo, respira profundamente y deja que se expanda por todo tu cuerpo.
  3. Escribe una carta de agradecimiento a alguien de tu pasado que haya influido positivamente en tu vida (aunque no se la puedas/quieras entregar). Pero piénsalo bien porque, según un reciente estudio, el impacto de recibir la carta es mucho mayor de lo que podrías anticipar.
  4. Elogia, con sinceridad por supuesto, a personas a las que normalmente te cuesta alabar o incluso te resultan algo irritantes.
  5. Proponte decirle todos los días a tu pareja o a una persona amiga algo que aprecias de ellos.
  6. Mira por la ventana, o sal a la calle, y encuentra algo que apreciar, como la forma en que el sol se refleja en una superficie, un elemento arquitectónico de un edificio, una hoja caída, granos de arena en la playa, etc.

Practicar el agradecimiento no implica, ver todo de color de rosa, que dejes de ver lo negativo o que no trabajes por cambiarlo. Sencillamente te da más energía evitando un exceso de quejas y victimismo, y refuerza las relaciones con las personas que más aprecias. Al final, podrás trabajar más y mejor por las metas que deseas.

Leonor Pastor – Graduada en Psicología

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